Abril
2012
Antonio Montilla
Lo bonito de un legado es que, como fundadores, no elegimos trasladarlo. Eso no sería real. Son las generaciones que vienen por detrás, las que deciden si es o no un legado para ellos, en función de si lo sienten suyo o no. En nuestro caso todo está fluyendo positivamente en este sentido y el milagro del legado continua…”
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